
Sanar la soledad
Sanar la soledad: agradecer lo que duele para volver a mí

Por muchos años pensé que la vida era dura conmigo por diferentes razones. Sentirme sola no representaba un simple sentimiento: estuve en esa soledad que menciono por mucho tiempo, esperando algo que nunca llegaba, con el deseo de tener el afecto y el amor de un ser que no se daba cuenta de la profundidad en la que me encontraba. Mientras deseaba estar a su lado, yo nunca veía lo mismo de vuelta sintiendo imposible sanar la soledad que vivía en mí.
Desconocía a esta nueva persona, quien, a pesar de las carencias y necesidades, hacía lo que tenía que hacer para que no me faltara nada, pero ya no era el ser que, aunque con sus defectos, yo sabía que me amaba. Esta persona que tenía enfrente era otra muy distinta, llena de odio, rencor y, hasta cierto punto, decepción. Por no ser tu modelo, por no hacer lo que se supone que era lo correcto para ti, o simplemente por existir y respirar tu mismo aire. Decepción por no aceptar que me traten como tu fuiste tratado. Una decepción justificada o no, pero que al final debía pagar yo.
Por años le rogué que me visitara, que lo quería ver, que me hacía falta, que juntos podríamos salir a flote, pero su respuesta a mis súplicas siempre fue la misma: una negativa que yo no entendía. Siempre tenia cosas importantes que hacer, como si yo no fuera nada, viendo su vida sin mí en ella. Muchas noches lloraba y pedía al universo que no me dejara caer, que me ayudara a eliminar ese sentimiento que tenía, que me dolía y no podía aguantar más dolor en mi corazón.
Miraba el cielo y me preguntaba la razón de mi existencia implorando a las estrellas una señal que me mostrara el camino correcto para sanar la soledad que me consumía, por la cual estaba al limite y con ello poder continuar con mi vida. Mientras que para él, lo único que deseaba era que le fuera bien, que lo trataran bonito y que abriera sus ojos antes de que fuera muy tarde.
Pasó el tiempo y, poco a poco, la vida me enseñó que no podemos obligar a nadie a estar a nuestro lado, que cada quien elige dónde desea estar y que, por más dolor que sientas en ese momento, pasará. Gracias a todo mis ruegos, sané me siento tranquila y feliz con lo que he conseguido y logrado, porque aunque, sí estuve sola, salí de la oscuridad y encontré el camino que tanto buscaba.
Ahora mismo solo me queda agradecer por su indiferencia y por sus palabras de desaliento. Un agradecimiento justificado, porque gracias a eso y a un conjunto de cosas más, puede sanar la soledad, esa misma que me arropaba, agradecer porque mi corazón está en paz y mi hija tiene la madre que ella merece y la que nunca la va a soltar.
Esta historia es más profunda, te la contaré algún día. pero vivo agradecida con la vida porque lo que antes me dolía, ya no duele mas. 💌
Te puede interesar

2 Comentarios
Mel
Hiciste lo mejor dejando de lado a alguien que no te valoró, estoy feliz por ti❤️
Tú eres nosotras Blog
En ocaciones nos sentimos que no podemos lidiar con situaciones como estas, pero con fe y amor por uno mismo podemos salir de esa tristeza.